lunes, 27 de enero de 2014

Ser músico en España

Estoy a punto de cumplir 30 años y hace casi 21 que empecé con la música. Comencé a estudiar violín en el Conservatorio Eduardo Martínez Torner (en Oviedo) y dos años más tarde comencé a la vez piano. Tras años, he tocado en muchos puntos de la geografía española. Ya fuera con orquesta, con varios grupos, de todos los estilos... Hasta que hace cuatro años me agoté y dejé el mundo del directo. Entonces comencé a hacer música exclusivamente con iPads, hasta que ahora he vuelto a tocar en directo. ¿Por qué? Por muchas razones.

Primero, el mundo del directo es agotador. Desmontar medio local de ensayo, llevarlo en coches de la manera que cuadre, llegar, montar (generalmente no con muy buenas caras o con poca ayuda), probar sonido (y nunca quedarte satisfecho), tocar para muy poca gente, ver que no te pagan (o que si eso, igual cubres la gasolina y para de contar), volver de madrugada con todo el equipo y acabar en casa a las 2 de la mañana sin haber conseguido reconfortarte más que por tocar la música que amas en directo.

Segundo, porque a la gente no le gusta pagar por disfrutar de cultura. He perdido la cuenta de cuántas veces hemos preparado un show a conciencia con alguno de los grupos en los que yo estaba, y aún poniendo las entradas a cinco euros (y cuando las cosas no iban mal como ahora), la gente prefería gastárselo en una copa más por ahí. O en cualquier otra cosa, a tal efecto. Pero no podían hacer un esfuerzo por apoyar un poco no a la escena ya, sino a gente que ha dejado su alma por hacer un sueño realidad y que les explote en las narices.

Tercero, porque desmoraliza bastante. Puedo contar con los dedos de una mano las salas donde he tocado donde me he sentido cómodo en los últimos diez años. En algunos sitios los escenarios eran tan escasos que tenía que tocar de perfil. O tenías un foco encima molestando y por mucho que avisaras al técnico no hacía nada. O los micros estaban hechos una pena y no se oían. O los monitores acoplaban o estaban puestos donde no ayudaban. ¿Sigo? Es una auténtica basura que la música no pueda disfrutarse bien. Porque a los músicos no se nos trata bien, porque no interesa.

No se nos valora. A los músicos no se nos valora. Es así de triste reconocerlo. Estamos cojonudos como hilo musical para un sitio solo si les ayudamos a hacer dinero. Pero no por el hecho de que amemos la cultura o tratemos de exponer ante la gente nuestras ideas de otro modo, no. Por el hecho de que somos cuarenta mil, y si tú no vienes, otro vendrá. Damos exactamente igual.

Y si además dices que te esfuerzas por hacer una propuesta original, tocando solo con iPads, trabajándote todo en directo improvisando, mezclando a la vez... Da igual. No eres un músico, eres un friki para ellos. Lo he dicho y lo repito: friki. Les da igual tu formación, lo que quieres exponer, el trabajo que lleva detrás hacer algo así.

Con esto, quiero decir que me harté. Ahora mismo, casi todo lo que necesito en directo cabe en una mochila, y miro con lupa donde puedo tocar y exponer lo que hago. Por una razón: lo mío no es solo un show de 45 minutos (y no los hago más largos de momento porque es algo bastante experimental). Es la suma de la experiencia de 20 años, es la demostración de lo que ha sido estudiar años de solfeo, armonía, contrapunto y demás. Es saber cómo suena cada instrumento, analizar el sonido y saber qué va bien y qué no. Es hacer una experiencia nueva para la gente y demostrar que la música puede venir y hacerse de algo tan cotidiano ya como una tablet.

Resumen: 20 años de carrera. Tocar en media España y también en el extranjero. Saber tocar bastantes instrumentos. Formación clásica. Tocar en estilos totalmente dispares. Innovar. Llevar la música a un nivel más experimental. Formarte en sonido. Todo esto no vale nada para los demás. 

¿Que a qué viene esto? Pues muy fácil. Cuando planteas el mismo espectáculo en dos recintos muy similares (y no me tiréis de la lengua), en uno de ellos se desviven por llamarte, preguntarte, informarse, pedirte información y poner lo mejor de su parte para que todo salga bien. En el otro te dicen que si eso, dentro de tiempo, te pondrán en un rincón sin hacer mucho ruido y que te las apañes, con tal de no darles la paliza.